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7. Contribuciones formativas de las zonas sensibles

Ahora que hemos visto por encima su función comunicativa podemos deducir la contribución que realizan los diferentes tipos de zonas sensibles a una aplicación multimedia formativa.

Nos atendremos a un esquema simple del sistema de memoria: Memoria a corto plazo (MCO), Memoria a largo plazo (MLP) y Memoria de trabajo (MT). Sin duda hay otras formas de ver el razonamiento humano más actuales, pero este esquema es ampliamente conocido y nos servirá para orientarnos. Como última aclaración, cabe señalar que todo lo que sigue a continuación son afirmaciones hipotéticas del autor de este artículo que, en todo caso, señalan una línea de investigación interesante en el diseño y evaluación de aplicaciones multimedia educativas.

Las preguntas que el guionista de aplicaciones educativas tiene que hacerse a la hora de diseñar aplicaciones interactivas son del tipo ¿Qué clase de memoria es la que activan las diferentes zonas sensibles? o bien ¿Hay una concordancia entre lo que queremos que el individuo aprenda y la activación de los sistema de memoria?.

Es claro que si nos interesa activar y entrenar la Memoria de trabajo (MT) la aplicación tendrá un numero elevado de Zonas de comportamiento condicionado, de modo que el individuo tenga que pensar en muchas cosas a la vez para entender el desarrollo de la historia interactiva. Ahora bien, si estas zonas condicionadas remiten a eventos que se han producido en pantallas lejanas (por ejemplo, de otros capítulos de la aplicación) lo que harán será exigir un esfuerzo mayor en Memoria a largo plazo (MLP).

Las Zonas con contadores estimulan la Memoria a corto plazo (MCP) porque el usuario, si las percibe como tales, tiende a pulsar una vez tras otra sobre la misma zona, movido por la curiosidad por saber cómo termina la sucesión de eventos. Ciertamente también se activa la Memoria de trabajo (MT), si es que admitimos que es en este almacén donde las cosas cobran significado, pero es curioso observar como una zona con contador estimula el tándem MT MCP, sin necesidad de entrar en una activación destacable de la MLP.

A las Zonas regulares difícilmente se le puede atribuir la activación de la MT. Ahora bien, en ciertas aplicaciones es lógico que sea así. Por ejemplo, si queremos que un individuo memorice unos contenidos (el caso más simple sería de la lectoescritura, en el que queremos enseñar a reconocer letras) no tiene sentido una aplicación interactiva con muchas Zonas condicionadas, porque estaríamos orientando el esfuerzo intelectual del usuario hacia otra área diferente a la que queremos trabajar.

Las Zonas de comportamiento y desconexión se pueden utilizar para alimentar Zonas condicionadas y estimular así la MT o la MLP. Imagine, por ejemplo, un historia en la que se necesitarán diversas informaciones para resolver un enigma. Imagine que cada una de estas informaciones la da un personaje que desaparece enseguida. Las posibilidades y sus implicaciones en las destrezas que entrena las dejamos para el lector.

Un método de evaluación de aplicaciones multimedia educativas

Con las indicaciones realizadas sobre las zonas sensibles se dispone de un esquema para relacionarlas con las consecuencias educativas de las aplicaciones multimedia. Supongamos, por ejemplo, que una aplicación multimedia es presentada como desarrolladora de la Memoria de Trabajo de los individuos o de ciertos atributos cognitivos. El evaluador dispone de su capacidad de análisis y su bagaje en educación para poder inspeccionar la aplicación y emitir un pronunciamiento al respecto. Sin embargo, si realiza un recuento de los tipos de zonas sensibles puestos en juego en la aplicación, dispondrá de una base objetiva para desarrollar sus argumentos.

Por tanto, se pueden realizar recuentos de los diferentes tipos de zona y aplicar todo tipo de tratamientos estadísticos, que suministrarán los resultados empíricos para que el evaluador emita sus juicios sobre la aplicación.

 
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