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3. La producción.

La necesidad de una multiplicidad de productos permite la elaboración, difusión y uso de materiales que pueden provenir de capas de producción muy diferenciadas: desde grandes catálogos enciclopédicos, secuencias didácticas u objetos de aprendizaje con diferente nivel de elaboración, hasta objetos digitales tipo media. Ante tan deseable diversidad, la exigencia debe estar en la garantía de obtener resultados homologables en función de las características y estándares exigidos para su desarrollo, donde la incorporación de esquemas definidos y homologables de metadatos -para facilitar la interoperabilidad- y sistemas de empaquetamiento generalizados –para facilitar la portabilidad entre sistemas- contribuyan, junto a otros, a ampliar los usos de estos contenidos desde distintas tecnologías del lado del cliente: PC, dispositivos de acceso móvil, consolas de videojuego, TV Digital, etc. El paradigma del “ambiente inteligente”, preconizado por el ISTAG-IST Programme Advisory Group de la Comisión Europea, de “información en cualquier momento, en cualquier lugar y a través de cualquier dispositivo”, cobra todo su sentido en el espacio educativo.

También se hace necesario seguir indagando, bajo el prisma de los objetivos educativos, sobre las características del soporte, la construcción del propio lenguaje multimedia, y los límites y posibilidades de la interactividad, tanto en relación a los propios dispositivos como en su capacidad para trazar redes de colaboración entre usuarios. No vale la simple transferencia de contenidos de otros formatos y medios a estos nuevos soportes; es obligado adaptarlos aprovechando las estrategias de presentación, organización, y arquitectura de la información que ofrecen.

Además, los costes de producción de este tipo de recursos hacen necesaria una firme colaboración para aunar esfuerzos, intercambiar soluciones y propuestas entre los distintos agentes involucrados. En este sentido, hay una notable tendencia hacia la creación de redes de colaboración nacionales e internacionales instrumentalizadas a través de soluciones tecnológicas tales como redes de fondos, catálogos, bancos de recursos, repositorios, etc. Para ello, es imprescindible compartir criterios y estrategias de actuación que, dando cabida a todas las opciones y agentes, permitan la mayor eficacia en el uso de los recursos.

 
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