La legibilidad funcional trata de la transmisión
del contenido de los mensajes, por lo que implica de manera especial la
estructura de los documentos. A este respecto hay que considerar dos factores
de especial interés, uno de los cuales ya lo hemos mencionado anteriormente:
- El mundo simbólico del receptor
- La estructura visual del documento
Sobre el mundo simbólico ya hemos dicho que es
la llave que abre o cierra la mente del receptor. Por muy buena legibilidad
teórica que tenga un documento, el público ha de sentir
que va dirigido a él. En caso contrario, no se tomará la
molestia de echarle ni un vistazo.
Lo importante del mundo simbólico es que condiciona los puntos
de atracción semántica.
En la Figura 1 ya vimos que para el público “psicodélico”
la atracción semántica se generaba a través de colores
chillones y letras retorcidas e ilegibles, con figuras infrecuentes y
muy solarizadas. Fue un estilo muy radical, pero tan definido como cualquier
otro.
En cuanto al segundo punto, la estructura visual del documento,
se deriva directamente de los principios de la legibilidad tipográfica,
y puede definirse mediante el siguiente principio:
«La estructura visual de un documento debe ser un resultado de la
estructura de comunicación del mismo».
También podría formularse de manera inversa:
«A partir de la estructura visual de un documento, el lector debe
poder inferir datos importantes sobre su estructura comunicativa».
Figura 9
Cuando hablamos de «estructura visual»
el lector no debe olvidar que estamos situados antes de la lectura, no
después. Es decir, el lector puede saber que la información
se divide en cinco partes antes de que haya leído una sola palabra
del documento. La Figura 9 ilustra este proceso en un esquema de maquetación,
cuyo orden visual informa sobre la estructura de la comunicación
que se ofrece, aunque no hay comunicación real, ya que el texto
es falso. Si las fotos estuvieran por un lado y los textos y sumarios
por otro, sin relación visual, no se habría conseguido el
mismo resultado.
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