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Antonio Rodríguez de las Heras Facultad de Humanidades, Comunicación y Documentación Universidad Carlos III de Madrid |
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Pantalla "versus" página | |||||||||||||||||||||||||||||||||
Por el momento se tiende a repetir en la pantalla la horma que se ha impuesto durante siglos al texto en la página de papel. Pero esa disciplina totalmente justificada y probada sobre una hoja no responde de modo satisfactorio para una lectura en pantalla. Son dos espacios distintos, por mucho que la metáfora de la "página" haya servido para difundir el ordenador personal como procesador de textos que sustituye a la máquina de escribir y, también, para entrar, años más tarde, en el mundo complicado de la comunicación en red, simulando que la información distribuida por todo el mundo digital reside en páginas, en "páginas web". La pantalla no es una página y, por consiguiente, hay que tratar el texto de manera distinta. La evolución tecnológica va a ayudar a la "inmersión" en la lectura que ahora no permite la pantalla vertical de un ordenador personal de mesa o portátil. Las tabletas electrónicas, para ser sujetadas con las manos, muy ligeras y táctiles, facilitarán la aproximación y las posiciones a las que estamos acostumbrados con un libro códice. Este avance técnico hará mucho más ergónomica la pantalla para la lectura de obras que se pasen del papel al soporte digital, con todas las ventajas que éste proporciona para la distribución. Pero no debe quedar sólo en manos de la tecnología la adecuación del texto al nuevo espacio de la pantalla. Hay que explotar otras posibilidades que tiene el texto en pantalla. Si superamos la inercia de ver la pantalla como una página, podremos hacer que emerja la "cinestesia" del texto: un conjunto de recursos expresivos posible en la pantalla, pero no en la página, con efectos en la lectura. La dosificación de la cantidad de texto que recoge el espacio de la pantalla; el no seguimiento de la disciplina del renglón, es decir, el no tener que llenar con palabras de un lado al otro de la línea; la colocación del texto en la pantalla sin atenerse al orden de la caja, ya que se ha dosificado la cantidad de texto; los efectos visuales en la aparición y desaparición del texto; el encadenamiento visual en el texto que se va leyendo, por ejemplo, haciendo que sólo una parte se vaya de los ojos del lector y el resto se encaje con las palabras que llegan Todos estos ensayos y otros más caben bajo la denominación de "cinestesia" del texto. De igual modo, el texto en pantalla, por estar sobre soporte digital, se puede plegar, es decir, recibir una estructura hipertextual. Resulta muy difícil explicar estas formas del texto: cómo resulta un texto plegado o la cinestesia del texto en la pantalla, de ahí que sugiera al lector de este artículo que descargue a su ordenador un libro digital en el que he experimentado con todos estos recursos.
La lectura es más sosegada y sin fracturas; baja la fatiga
de la lectura en pantalla y aumenta la atención. Por otro lado, el lector se encuentra con un texto plegado, pero que puede ir desplegando por distintos caminos y en el grado que desee para realizar su lectura. Esta interacción con el texto favorece una disposición más activa y atenta en el lector: el texto no está todo él expuesto para su lectura, sino que lo tiene que ir abriendo de acuerdo con el interés que le despierte. Los recursos del plegado y de la "cinestesia"
se aplicarán de un modo u otro, en el caso de textos para la educación,
según el nivel del lector al que vaya destinado, para encontrar así
el punto adecuado de expresión del texto en pantalla.
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