El impacto de las tecnologías en la educación a distancia
¿Qué cambia realmente en la nueva educación a distancia?
¿Los mismos principios o bases?
Algunos peligros de la aplicación de las tecnologías
Dos necesidades básicas: la investigación y la formación de recursos
Referencias
 
  Lorenzo García Aretio
Cátedra UNESCO de Educación a Distancia
UNED-España

 
  Dos necesidades básicas: la investigación y la formación de recursos

Bastantes de los problemas enumerados anteriormente podrían subsanarse, paliarse o eliminarse si se atiende a dos prioridades que se nos antojan como esenciales si, ciertamente, se pretende la mejor calidad en las prácticas de educación a distancia, ahora que Internet la afecta de forma determinante: la investigación y la formación de los recursos, sean éstos directivos, docentes, técnicos o administrativos.

5.1. La investigación

Necesitamos incrementar una investigación que ofrezca pistas y argumentos para la toma de decisiones que refuercen los procesos y buenas prácticas de la enseñanza y el aprendizaje a través de Internet. Aunque los fundamentos o marco teórico de la educación a distancia decíamos que han cambiado poco, no existe el adecuado soporte teórico que suponga una base sólida en la que apoyar procedimientos, estrategias y buenas prácticas de enseñanza/aprendizaje a través de Internet. Para ello se hace preciso abordar vastos y urgentes desarrollos en investigación e innovación de programas con estructuras diferentes a los convencionales sobre

  • Cómo mejor enseñar y aprender a través de la red.
  • Con qué objetivos, contenidos y a qué ritmos.
  • Cómo establecer las relaciones virtuales ideales entre docentes y estudiantes.
  • Cómo planificar las diferentes acciones formativas en entornos virtuales.
  • Cómo organizar y gestionar las distintas unidades de un centro, institución o programa de estudios soportado en la red.
  • Cómo organizar la participación de los diferentes sectores de la comunidad de estudio.
  • Cómo evaluar los aprendizajes, cómo hacerlo a los docentes, programas, instituciones y a las propias tecnologías.
En suma, se precisa invertir en investigaciones y estudios de calidad que nos alumbren sobre la escuela, la universidad, la educación que viene. Han de elaborarse hipótesis futuristas sobre cómo vamos a educar en los próximos años que, evidentemente, no va a ser como lo hemos venido haciendo en el siglo pasado, aunque seguiremos haciendo eso, educación.

Somos conscientes de que las administraciones públicas suelen despreciar o valorar escasamente estas necesarias investigaciones por lo que existen pocas previsiones de fondos económicos para desarrollarlas. Además, sabemos de la dificultad que comporta este tipo de investigaciones en las que se relacionan aspectos de carácter tecnológico con otros de componente pedagógico.

Por otra parte, los resultados de las investigaciones pocas veces son considerados, ni siquiera por aquellas instituciones u organismos que las encargaron y subvencionaron. Cuánto más decir de lo lejos que, habitualmente, quedan del docente común. Este docente no suele tener acceso a este tipo de trabajos que, además, son poco asequibles y comprensibles para él.

En fin, nos reafirmamos en que, no pueden existir avances serios en el campo de la educación y formación en espacios virtuales si no están sustentados en estudios e investigaciones.

5.2. La formación de recursos. Una prioridad.

Una segunda necesidad hace referencia a la formación de los recursos humanos, directivos, profesores, técnicos y administrativos. Nos referiremos especialmente a la más importante para nosotros, la formación de docentes. Porque los docentes son el componente esencial que puede concretar la acción formativa según el contexto, los destinatarios, la índole de la materia o curso y la disponibilidad de determinados recursos.

Por eso, los gobiernos, las instituciones educativas y de formación deben priorizar una preocupación cada vez más aguda, conforme avanza el mundo de la tecnología: la capacitación del profesorado. Los profesores son la clave para un aprendizaje de calidad en general y soportado en la Web, en particular. Si los docentes no adquieren las estrategias básicas para el diseño de cursos, o, al menos, para la gestión de los mismos, por muy bueno que sea el entorno virtual de aprendizaje, su fracaso está anunciado.

Y la realidad nos muestra que la mayoría de los docentes no están preparados para usar las tecnologías en la enseñanza. Fueron educados sin ordenador y sin Internet y piensan que no fueron mal formados. Vienen educando a sus alumnos a distancia de una determinada manera más o menos convencional y se preguntan, ¿por qué hacerlo de otra forma?

De manera que una labor inicial de los gobiernos e instituciones será la de convencer a sus docentes de las ventajas que pueden suponer las tecnologías avanzadas aplicadas a procesos de formación a distancia y qué se puede hacer con esa tecnología. Posteriormente, no antes, se deberá proceder a un plan de formación atractivo, bien diseñado y, naturalmente, realizado a través de estas herramientas electrónicas, con el fin de que esos docentes sean los artífices esenciales de esta transformación educativa, dado que si saben lo que se puede hacer con las TIC, pueden reflexionar sobre cómo pueden ser utilizadas para mejorar la educación.

No cabe duda que se ha hecho un esfuerzo en formar sobre las herramientas tecnológicas, sin embargo se ha hecho muy poco en formaciones significativas sobre prácticas pedagógicas innovadoras (COM, 2000a). El cambio pedagógico no vendrá por la mera aplicación de las tecnologías; vendrá cuando los docentes sean conscientes de todas sus posibilidades y vinculen adecuadamente las tecnologías a la práctica pedagógica de cada una de las disciplinas del currículo. El énfasis no ha de ponerse en la disponibilidad y potencialidades de las tecnologías sino en los cambios de estrategias didácticas de los docentes en cuanto a el diseño y estructura de los propios contenidos y a los sistemas de comunicación tanto verticales como horizontales (Salinas, 2000).

Ciertamente aparecen nuevas competencias docentes con la integración de las tecnologías en los procesos educativos y también se modifican otras que ya venían desarrollando los profesores de la educación a distancia convencional. Si hacemos un esfuerzo por resumir dónde deberían concentrarse algunos esfuerzos de formación de docentes, podríamos apuntar hacia el desempeño de calidad de una serie de tareas que se nos antojan como básicas:

  • Diseñador, o al menos gestor, del curso. Planificador y organizador de recursos (Inglis, 1999).
  • Proveedor de fuentes de información. Que supone una cualificación para buscar, seleccionar, procesar, valorar, estructurar informaciones y conocimientos y formar a los alumnos en estas técnicas.
  • Facilitador que descubre caminos, apunta estrategias de aprendizaje y soluciona problemas y dudas.
  • Promotor de temas de debate, trabajos colaborativos, estudio de casos, guía y moderador de los debates escritos o verbales (chat o videoconferencia).
  • Evaluadores, con incidencia en la modalidad formativa de la evaluación
  • Orientador, tutor y creador de un ambiente agradable para el aprendizaje. Ello supone el seguimiento del progreso del estudiante, la permanente disponibilidad y motivación, la atención a la configuración de los diferentes grupos de trabajo, etc.
Las tareas o funciones señaladas, dependen del modelo de educación a distancia que se siga, se concentrará en una o más personas componentes del equipo docente. En determinados modelos, la última de las funciones señaladas la desempeña una persona diferente a la(s) que desarrolla(n) las restantes tareas (García Aretio, 2001).

Por último, no olvidemos la importancia que también tiene la formación de los otros recursos que completan los equipos de personas responsables de las instituciones, programas y cursos, los directivos, gestores, técnicos, administrativos, etc.

5.3. Otras prioridades para la mejora

Si quisiéramos agregar algunas sugerencias más para la mejora de la educación a distancia, además de las dos apuntadas anteriormente, y en línea con las conclusiones del Panel de expertos del IX Encuentro de la Asociación Iberoamericana de Educación Superior Abierta y a Distancia (AIESAD) que se desarrolló en Cartagena de Indias en julio de 2001, y que tuvimos el honor de presidir y moderar, señalaríamos como vía la consideración de los aspectos siguientes:

A. Calidad de la evaluación. Las redes, organismos o subsistemas, deberán contener los mecanismos necesarios para definir y aplicar procesos continuos y modernos de evaluación y acreditación para cursos, programas e instituciones. La acreditación y evaluación son dos instrumentos esenciales para asegurar permanentemente la calidad y los procesos de reorganización de las universidades a distancia. Por ello entendemos que se deben llevar a cabo en todas las instituciones procesos de evaluación institucional de carácter interno que sean complementados con la pertinente evaluación de organismos externos a cada institución.

B. Sobre las tecnologías. Los organismos internacionales y los gobiernos no pueden ignorar la incidencia que las tecnologías están teniendo en el mundo de la educación a distancia. La explosión de propuestas de educación a través de la red, la multiplicación de empresas e instituciones que ofrecen software, plataformas virtuales completas, cursos, etc, exigen a las administraciones públicas determinados compromisos, que amparen a los que más necesitan del bien de la educación; que cubran las lagunas normativas en este campo; que impulsen la homologación de títulos; que amparen la propiedad intelectual; que propicien la vigilancia crítica de los medios; y que favorezcan el establecimiento de consorcios y redes.

C. Sobre las redes institucionales. Para sustituir las acciones aisladas, dispersas e ineficaces de instituciones y programas a distancia, proponemos crear o consolidar redes o subsistemas de educación superior a distancia, conformados por universidades públicas y privadas, aprovechando el potencial de las nuevas tecnologías. La inserción en cada red sería voluntaria en cada caso, pero con el compromiso de cumplir con los procesos de evaluación y acreditación que se propongan.

D. Sobre las redes de trabajo colaborativo. Además de las redes de carácter institucional, deseamos destacar la conveniencia de que las personas más implicadas en los procesos de educación a distancia se nutran de la información y documentación que hoy pone a disposición de todos Internet y participen en los foros de intercambio, de trabajo y aprendizaje colaborativo existentes y referidos al ámbito iberoamericano. Un ejemplo para atender esta recomendación puede ser el Centro Iberoamericano de Recursos para la Educación a Distancia de la Web de la Cátedra UNESCO de Educación a Distancia de la UNED:
www.uned.es/catedraunesco-ead.