Volvamos, después de este breve paseo por la arquitectura tecnológica de EducaMadrid, a los tres conceptos vertebradores que habíamos dejados tan solo enunciados.

El primero de ellos, el de la personalización, responde a la idea de que el entorno virtual no puede ser igual para todos los usuarios, tal como ocurre en los portales y páginas web en general, donde el contenido, el diseño gráfico y la experiencia de navegación es independiente de quien está accediendo, su edad o su posible papel en el entorno. Estos entornos “impersonales” no son, pues, “sensibles” a quienes se mueven en ellos.

La personalización de EducaMadrid supone, en primer lugar, que el mundo al que cada usuario accede cuando introduce su login de usuario es un escenario que tiene en cuenta si éste es profesor o alumno y, en este segundo caso, su nivel educativo para incorporarle a un espacio gráficamente adaptado y con elementos, herramientas y funcionalidades diferentes. Esta personalización implica que, aún compartiendo algunos elementos comunes, cada usuario tendrá un espacio personal característico que quedará configurado por el centro al que pertenece, las clases en las que realiza su actividad pedagógica, las comunidades virtuales de las que forma parte, sus roles para gestionar usuarios, contenidos y ámbitos.

En el terreno de las herramientas, por ejemplo, el aspecto, diseño y funcionalidades del correo es netamente diferente para los alumnos de las primeras edades que para el resto. La línea gráfica es más intensa, el diseño más atractivo y las funcionalidades se han simplificado. Igual criterio se ha aplicado a la herramienta para gestionar la página web.

Un segundo nivel de personalización es la capacidad que confiere EducaMadrid al propio usuario, ya sea alumno o profesor, para tomar decisiones sobre el aspecto y la organización de su propio espacio personal. En este sentido cada usuario optará por determinar el color de su entorno personal, los elementos que lo componen y la distribución de los mismos. Es el usuario quien decide, por ejemplo, qué niveles, secciones o espacios, sin límite alguno, desea tener en su escritorio, así como qué herramientas personales (correo, contactos, agenda, tareas, etc) y qué contenidos personales y de los ámbitos a los que pertenece desea tener visibles.

La excepción a este nivel de decisiones de cada usuario lo tenemos en los escritorios de alumnos de educación infantil y primer ciclo de educación primaria. En el caso de estos alumnos, por razones obvias, las decisiones respecto a los contenidos corresponden a sus profesores. No obstante, los alumnos pueden tomar una decisión: elegir la mascota que les acompaña en su escritorio, por ejemplo.